Como sabéis mi formación es esencialmente jurídica y criminológica y desde hace muchos años centrada en el ámbito penal, administrativo y en la seguridad pública y privada. Así que mi experiencia práctica se basa, especialmente, en lo que me aportan los casos que llevo en el despacho, que no es poco porque con ello quiero decir que piso de forma habitual comisarías, juzgados de guardia, penales, audiencia, cárceles y todo lo que se tercia que precise el caso.
Pero desde que el año pasado metí la patita en el mundo de la Dirección de Seguridad Privada, esta experiencia práctica, centrada en el ámbito jurídico, se me quedó corta, quería y necesitaba saber más, y por eso me habréis oído o leído dar las gracias en infinitas ocasiones a todos los que me han echado un cable. Doy las gracias hasta la pesadez, porque así lo siento y no puedo hacer otra cosa.
Pues hoy es otro de esos días en los que estoy en una nube porque llevo una semana de trabajar, observar, preguntar y repreguntar a compañeros Directores de Seguridad Privada, almas generosas a los que la vida ha puesto en mi camino, a las que busco y siempre encuentro, dispuestas a compartir su experiencia conmigo. Y estoy francamente asombrada, impresionada y especialmente agradecida – una vez más- por todo lo que he aprendido estos días.
Y aunque por ser discreta y prudente no puedo citarlos ni explicar más detalles – y sabéis que me muero de ganas de hacerlo, no por chafardería sino por darle mil vueltas, un millón de vueltas, todo lo que he visto y vivido- compañeros de Barcelona y Madrid, que me tenéis allí, detrás vuestro, siguiendo vuestros pasos, empapándome de cada palabra que decís, haciendo mil preguntas…sabed que jamás olvidaré vuestra generosidad, el haberme dedicado tiempo, haber tenido la paciencia que sé que tenéis conmigo.
Porque como alguno me dice siempre que le veo, aquí no estamos para colgarnos medallas, ni para apalancarnos en un puesto y dejar que otros hagan el que ha de ser nuestro trabajo, estamos para proteger bienes, información pero sobre todo vidas y por ese motivo vale la pena aprender, enseñar e intercambiar todo el conocimiento posible y dedicarle, como algunos me consta que lo hacéis, todas las horas que hagan falta.
Es impresionante lo que hacéis, vuestra vocación me emociona.
A disponer, siempre.