La profesionalización de la prevención de la violencia sexual en espacios de ocio, de su detección, de la atención de la víctima…

Este año hemos avanzado muchísimo en la sensibilización sobre el problema de la violencia sexual en espacios de ocio. Sin duda, la Sentencia del conocido caso de «La Manada» fue un punto de inflexión que nos ha llevado a la indiganción, lo que ha abierto el debate, el cuestionamiento de la normativa y de muchos conceptos que rodean a los delitos contra la libertad sexual y a otras conductas que sin ser delito no hay que soportar ni tolerar.

En lo que me atañe, he tenido la suerte de poder trabajar en diferentes eventos donde sus organizadores – tanto privados como administraciones locales-  han entendido la importancia y la gravedad del asunto y han dejado en manos de profesionales la formación, la creación de protocolos de prevención de la violencia sexual y su implantación.

En la Jornada sobre seguridad en eventos musicales y deportivos, vamos a dedicar un panel a este tema por lo que tendré la oportunidad de explicar esas experiencias junto con  expertas en la materia.

Reivindico una y mil veces la necesidad de esa profesionalización. El problema requiere dedicarle cariño, tiempo y recursos, pero también conocimientos y experiencia,  no es algo menor que podamos solventar con voluntarios a los que en modo apaño cuando con toda su buena disposición contactan conmigo desde pueblos y ciudades – sobre todo en fiestas mayores-  les intento ayudar como puedo, dejándoles siempre claro a sus responsables que ese no es el camino.  ¿Dejamos acaso la prevención o la intervención ante otro tipo de delitos en manos de voluntariado?  ¿Qué ocurrirá si el consejo que dan o la acción que realizan con toda su buena voluntad es ilegal o contraproducente para los intereses de la víctima?

Sin desmerecer ninguna acción de las que se han realizado hasta ahora, que aplaudo y apoyo,  ya no se trata de poner una mesa y dos sillas. Ahora hay que exigir más. Hay que formar al personal en el fenómeno de la violencia sexual, en los conceptos jurídicos, en el procedimiento penal, en la operativa para coordinarse auxiliares, vigilantes, seguridad pública, atención sanitaria, crear el protocolo, implantarlo, atender correctamente a una víctima, protegerla, saber dirigirla correctamente a los recursos correspondientes…  Hay que diseñar un evento con perspectiva de género desde el momento cero para evitar prácticas sexistas, hay que revisar el recinto, buscar puntos negros, implementar códigos de conducta…

Y ahí hay muchos perfiles que deben actuar y, con todo el respeto que tengo hacia el voluntariado,  todos los responsables que intervengan, han de ser profesionales.

 

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